Y nuevamente revuelta entre sabanas.
Miro al lado y duermes, con esa calma que te caracteriza. Te hablo y no respondes, pues estas envuelto en tus sueños. Y entre lágrimas te cuento lo que despierto no me sale. Hablo, y ni te enteras. Por qué lo hago si no me escucharás? Por qué no atino a despertarte y decirte lo que me pasa?
Me levanto de la cama, me doy vueltas por la casa intentando encontrar el sueño que se me perdió. Fumo un cigarrillo y sigo sin comprender como nuevamente llegué hasta acá.
Luego me arropas entre tus brazos intentando comprender lo que yo ya no quiero entender.
Y lo único que entiendo... es que la noche no es tan diferente del día.
Por favor, que no llegue mañana.
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