Rincón dedicado a los manuscritos que rodean mi cabeza...

lunes, septiembre 29

por fin.... primavera!!!



Y llegó la tan esperada y odiada primavera... Donde los pajaritos empiezan a cantar más bonito y el sol matutino vuelve a arrugar tu frente.

Ahora por las mañanas ya no salgo undiendome en mi abrigo para ir al trabajo, ahora salgo con los lentes de sol y caminando más ligera. Ya no me paro almenos dos metros de distancia de la cuenta por si algún auto o micro imprudente pasa rápido y salpica de barro y agua mi pulcra ropa de trabajo...

Vuelven a salir las faldas, la piel en contacto con el sol. Las blusitas mas delgadas, y las chaquetas más coquetas. vuelven las salidas al parque, las parejas recostadas en el pasto disfrutando de la brisa de la tarde. Vuelven las poleras que dejan ver el pálido del invierno y comenzamos a bronsearnos tímidamente. Se llenan los gimnacios, comienzan las dietas para estar "presentables" para el proximo verano. Y por alguna extraña razón llegamos más sonrientes al trabajo o a clases después de levantarse y ver ese sol que se cuela por entre las cortinas de tu casa, ese sol imprudente que se escabulló por ese pequeño agujero de tu cortina y que justo llegó a tu ojo para despertarte y ver que lindo día hace afuera...


Sí, llegó, y es hora de salir a disfrutar...

jueves, septiembre 18

desvaríos con las despedidas...


Se escondía para no verlo. Para no escucharlo. ¿Cómo le gritaba que ya no lo amaba más? Sacudirse el polvo que dejo el tormentoso camino de su matrimonio, y dejarlo ir- ¿Ó dejarse ir?- fue al baño, abrió la puerta del espejo y cogió unos potes de pastillas. Vistió al niño, como si fuera una ocasión especial- ¿Lo era?- y salió con el en el auto. Lo llevó a casa de su abuela. Siempre pensó que su madre era mejor madre que ella, y definitivamente era el mejor lugar para albergar su alma, su ansiedad, su dolor. Para albergar la inocencia del niño, que se aproximaba a perder, y que creciera en un buen lugar.

Traía llaves, pero tocó la puerta. Su madre salió a abrir. En el aire estaba la inminente pérdida. La atmósfera se inundó de intrascendencia, de una permanente necesidad de desahogo. Le dejó al niño, y no dijo palabra alguna. La abrazó tan fuerte, como quien afirma algo para que no caiga al vacío, despidiéndose inconciente y prematuramente. Ambos, el niño y la madre, tenían la horrenda sensación del desapego, de la pérdida de la respiración, y aún peor, de la fe. Se subió al auto y comenzó a partir. Siempre fría, siempre tácita. El niño, como sabido de su decisión, se rehusó a entrar en la casa, y se safó de los brazos de su abuela mientras gritaba desgarradoramente ¡Mamá, vuelve! Caso omiso a sus gritos, partió, el último viaje que pretendía hacer. Cuando llegó a la esquina comenzó a llorar, llorar como si estuviera en el funeral de su propia alma, como si supiera lo que sufrirían los demás y se anteponía al duelo. ¿Ahora qué hacía? ¿Era posible arrepentirse, dar vuelta la calle, y recoger al niño, llevarlo a casa y darle un beso de buenas noches como si nada hubiera pasado? La costumbre la había consumido. Le robó la sonrisa, esa hermosa sonrisa que hizo que su marido se enamorara de ella y que hoy incongruentemente se la robaba. Abrió el primer frasco y lo vació en su mano. Se casó con el porque quería una familia, porque lo amaba. Sí, lo amaba, por eso le era tan inefable no conseguir vivir más tiempo con él, que todo ese amor se transformara en un desprecio inexplicable, que corroía su existencia…. Su mano sudaba, temblorosa… ¿Cuántas formas posibles de matar existen?

domingo, septiembre 14

"Lo esencial es invisible a los ojos"


Hoy pienso con mis manos. Hoy, el camino no se recorre con los pies, se hace con el corazón. Hoy, las palabras ya no sirven, sólo reir. Hoy, quiero que sea todo distinto. Porque las cosas fueron más ligeras hoy, quiero seguir. Porque las mariposas volvieron, aunque aún no sea primavera. Las flores tenían mejor fragancia, aunque aún no sea tiempo de florecer. Los ciruelos alfombraron mi camino.
Es extraño, porque depronto todo cambió. Hoy hay sol en mi mundo, que hace cinco dias atras era atormentado por una enorme nuve negra, amenasando constantemente por soltar una tormenta, y que sin embargo no hizo.
Hoy, hasta Tu me caes mejor...

miércoles, septiembre 3

Peras, manzanas y platanos revueltos en el mismo cajón...


El otro día un acontecimiento remecio mi subconciente y me hizo pensar... Procedo a contar el divertido, segú yo, incidente callejero...
En mi hora de colación la Stephi, compañera de trabajo, nos pidio a mi y a la Fanny, otra compañera de labores, que la acompañaramos al buscar un abrigo a la tintoreria que esta en Teatinos casi llegando a Catedral. Mientras ella hablaba con la encargada de las peluzas azules pegadas en su abrigo crema, la Fanny y yo nos quedamos afuera hablando. Frente a nosotras se detuvo una micro, transatiago oruga, y la gente que esperaba la micro compulsivamente comenzó a subir por las puertas traseras. Lógicamente más de una persona pretendía bajar de la micro, por lo que no fue sorpresa ver a dos "minas flaites" subir sin dejar bajar a nadie. En ese intento por sacar del paso a estas dos mujeres, una joven, de aproximadamente 24 años, al ver que ellas no abrirían paso intentó bajar a la fuerza, fuerza al parecer mal usada porque una de estas "minas flaites" se molestó y la empujó. Esta joven que bajaba ya molesta se devolvió y le respondió con otro golpe entre un rosario de garabatos de todo tipo. Como era lógico, ambas se bajaron de la micro y comenzáron a pelear con esta joven que sólo intentaba bajar de la micro. Demás esta decir que la micro estuvo detenida por casi 3 minutos sin cerrar las puertas mientras que todos los pasajeros eran tranquilos espectadores de la pelea. Para ser dos contra una la niña se defendio bastante bien. El caso es que la Fanny entró con la cara como papel de espato mientras esto ocurria, y yo, que soy bastante despistada, me quede mirando, muerta de la risa este suceso.
Cuando ya habia terminado la pelea, y solucionado el tema de las pelusas en el abrigo nos fuimos a almorzar. Entre cada bocado yo recordaba la pelea y me reía. La Stephi, desinteresada total y la Fanny en shok. Mientras comentabamos la Stephi dice - ¿Se dan cuenta de lo distintas que somos?- Clik!
Yo las conosco desde ya varios meses y puedo decir que son parte de mi lista de "amigos lejanos", pero amigos buenos al fin y al cabo, y me dejó una sensacion muy extraña la gran diferencia que nos separa, viviendo en un sector relitivamente cerrado y cercano.
A veces creemos que tenemos muchas cosas en común con otras. Y suele pasar. Pero normalmente no es así. Y es eso precisamente lo que nos une. La diversidad. Ser distitno no es tan malo. Por el contrario, te hace mejor persona conocer y tolerar a gente que no piensa como tú. Amplías tú mente y genera más opinión. En realidad nosotras tres no nos parecemos en nada. Osea, no me paresco a ninguna de mis amigas, pero siempre hay un lazo que finalmente nos termina haciendo inseparables.. como esas dos "minas flaites"... En fin... cuando vean una pelea callejera... no se queden mirando como yo.... o les puede llegar tambien a ustedes ( consejo de la Stephi..)